August 28, 2012

Tú te sientas a mi lado y describes con la punta de tu dedo índice el largo de mi antebrazo.

Mientras me saludas analizas mi rostro como tratando de adivinar mi estado de ánimo. Te fijas en cada gesto con máximo cuidado, cada movimiento significa algo para ti. Sin importar lo que haga, la descripción que sale de tu boca es "tierna" para la torpeza mía.
Acaricias mi rodilla para tranquilizarme si ves que mi respiración se apura, quieres decirme "no puede pasarte nada mientras esté yo aquí". Hablas conmigo como si nadie te conociera mejor que yo. Nos reímos y mientras te hago bromas tu juegas y dices "tengo tu nariz", algo a lo que yo nunca sé como reaccionar.

La despedida es lo mejor: me encierras en tu abrazo y dejas que apoye mi cabeza en tu pecho hasta que el calor de tu cuerpo invade mi mejilla o viceversa, no sé.
Y te vas.

Y así y todo se supone que no me puedo enamorar de ti.

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