Hace mucho nuestros caminos se separaron, con despedida oficial y todo. "No importa lo lejos que estemos siempre estaremos bajo el mismo cielo" así: sin coma y todo. Con sabor a frase hecha y todo.
Todo empezó mal. Justo como todos empiezan todo.Yo haciéndome la amiga, aunque desde el primer día estaba de cabeza por ti. Los rulos oscuros, la carita de niño bueno, la sonrisa única. Ahí en la cancha de basquetball de una escuela, con tu morral cruzado, "yo vengo a ofrecer mi corazón" de fondo, sonando como una profecía. Ese fue el tres de enero de 1998. Los dos meses que siguieron creo que fueron los más excitantes de toda mi adolescencia. Todos los días eran el cielo y el infierno a la vez. El corazón que se me escapaba de sólo verte, las tardes felices compartidas en el grupo de amigos llenas de alegrías efímeras pero profundas. Las noches las pasaba llorando por que me faltabas, y por que desde entonces ya había entendido que no, que nunca.
Terminado ese verano yo empecé la universidad. Ahí fue que lentamente empezamos convertirnos en amigos en serio. Tú ya habías empezado a llamarme por iniciativa propia, a contarme tus cosas, a hablar más. Yo seguía mintiendo, porque aunque ya sabía que no, que nunca, no podía dejar la esperanza de que mientras caminabas a tu casa, luego de habernos despedido, soñaras igual que yo con los besos que algún día ibamos a darnos.
A mi me pasa que cuando me enamoro sólo veo lo que quiero ver, como los muertos de Sexto Sentido. Para mí, en esos tiempos todo era una señal de amor correspondido, todo. Siempre imaginé que no te decidías a actuar por que te daba verguenza estar conmigo. Hasta que me empecé a cansar de esperar y me dio asco que te molestara mi figura. Y te empecé a superar, me entregué a amores que sí resultaban. Empecé a alegrarme de verte como amigo, un amigo con el que no, con el que nunca. Y entonces era un alivio tenerte a mi lado. No sabes todas las veces que me salvaste de mi vida , de mi padre, de mi familia horrible. ..todas las veces que me salvaste sobre todo de mí misma. El amor se transformó realmente en una amistad mansa.
Y luego pasó lo que pasó. Cuando yo ya había dejado de esperar(te). Cuando ya había conocido a alguien que me hacía feliz. Cuando por primera vez en años de conocerte no me había arreglado ni un poquitito porque te iba a ver. Esa anoche hablamos como si nunca hubiera habido detrás de todo una mentira. Yo fui yo de verdad, no la que trataba de mantener el corazón dentro del pecho frente a tu presencia. Hablamos del mundo que queremos, de justicia: de las cosas que uno habla con la gente que uno considera compañeros de lucha y de historia.
Y cuando nos miramos a los ojos después de ese primer beso y tú empezaste a dar explicaciones, y a preguntar que qué ibamos a hacer, a decir que yo te conocía, que yo sabía que ...., mi respuesta fue : "esto no es nada más, no te preocupes" y me dediqué a grabar en mi memoria el sabor de tu boca, ese que no voy a olvidar. Y decidí que eso genuinamente no era nada más. Siempre voy a creer que por eso decidiste alejarte, creo que te decepcionó esa frialdad. Qué más iba a hacer? rogar que me quisieras? Yo no iba a volver a llorarte como en el verano del 98. No. Nunca.
Y aquí estamos, o allí estamos, no sé, por kilómetros y años separados. Y ayer en la playa me dio la nostalgia. Que qué será de mi amigo, que qué ganas de volverle a hablar. Ahora que todo es tan distinto, que no hay nada que ocultar. Ahora que definitivamente no y nunca.