Ya no estoy en edad de escribir su nombre en mis cuadernos, ni mucho menos de pensar en cuentos de hadas, pero pasa: cierro los ojos y la veo pasar, graciosa, irradiando luz, regalándome música con sus alas.
Ella toca mi vida con su magia, mis ratones se transforman en caballos y hace de las calabazas carrozas. El hechizo se rompe cuando se va, no a la medianoche.
Hm. acá hay algo mal, en ninguna parte del cuento Cenicienta se enamora del Hada Madrina o si?